Junta Pro-Semana Santa Benavente
Venerable y Franciscana Cofradía de la Santa Vera Cruz
Los Franciscanos asentados en la villa desde el siglo XIII, que difunden las devociones y el culto a la Pasión de Cristo, a ellos se debe pues la fundación de las primeras cofradías penitenciales.
Entre ellas la Cofradía de la Cruz o Veracruz, que en lo antiguo hacía su función con disciplinantes el Jueves Santo, y en la que no podían obtener oficio los plebeyos.
En los siglos XV y XVI, surge la necesidad de ofrecer al pueblo una visión sencilla de la religión, acercando al vulgo las esferas de lo divino y lo humano, facilitando así comprensión de los misterios de la Fe. Se hace también sublimación del dolor y la penitencia como medida de salvación.
Así, la Cofradía de la Veracruz tiene sus antecedentes en el culto a la advocación de la Cruz, siendo sus funciones principales la invención y exaltación de la Cruz, que se celebraban en mayo y septiembre. Otra de sus funciones era la conmemoración del Jueves Santo con una procesión de disciplina, lo cual está suficientemente documentado desde 1602.
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La Santa Vera Cruz de Benavente, una de las Cofradías más antiguas de España
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Concesión de Gutierre de Quiñones, obispo de Libaria, con licencia del obispo de Oviedo, de indulgencias a los que entreguen donativos al hospital de pobres de Benavente, y a María de la Rúa, quién donó unas casas a la Cofradía de la Vera Cruz para construir dicho hospital.
1482, marzo, 25. Benavente (Zamora)
Legajo 379/1 Archivo Municipal de Valladolid
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Características y estado de conservación
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Se trata de un documento original de 405x215 mm en soporte de pergamino que presenta deterioro en el ángulo derecho (muesca o roto), muestra así mismo marcas de cinco pliegues y restos de manchas de humedad y de herrín u óxido en el ángulo superior derecho. Se observa recosido y cordón en el lado derecho, conservando también resto de la cuerda de la que pendía el sello del documento, que no se ha conservado.
La escritura en que está redactado el diploma corresponde a la letra cortesana del siglo XV, en este caso bastante cuidada y armoniosa dentro de un cierto grado de cursividad.
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Evidencias en el S.XVI
El texto que reproducimos, fechado el día 17 de mayo de 1581, se trata de un acta municipal que recoge un acuerdo del Regimiento o Ayuntamiento del Concejo de Benavente en el que se dispone que los oficiales de la Cofradía de la Cruz organicen una procesión de disciplina causa de la sequía “para que nuestro Señor ynvie agua por la neçesyidad que della ay”. A este respecto el ayuntamiento benaventano dispone se le entreguen a esta cofradía para acompañamiento procesional de las imágenes que se han de sacar en rogativa hachas de cera: “que para los Christos se les dara seys achas”. Aunque los disciplinantes o flagelantes de la Cofradía de la Cruz o Veracruz procesionaban principalmente en Semana Santa y en otras funciones o procesiones propias de la misma, en ocasiones eran requeridos para que participasen en rogativas. Se consideraba que su penitencia o mortificación física contribuía a redimir no sólo de sus pecados a los cofrades flagelantes, sino también contribuía a aplacar la ira Divina que llegaba en forma de calamidades públicas (pestes, temporales, sequías, etc.) como castigo por las muchas ofensas y pecados colectivos.
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Los disciplinantes
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El disciplinante es la persona que se flagela la espalda públicamente como penitencia. Esta costumbre de disciplinarse o flagelarse podría tener sus orígenes más remotos en la corriente milenarista que se extendió por Europa en torno al año mil de nuestra era, manifestación que tendría su continuidad en determinados momentos históricos como las manifestaciones que tendrán lugar con ocasión de pestes y calamidades públicas que asolaron el continente europeo, especialmente la llamada Peste Negra. Más concretamente y respecto al culto a la Pasión de Cristo y a sus cofradías penitenciales estas manifestaciones de disciplina tendrían su origen o fermento durante los siglos XII y XIII merced a la difusión de San Bernardo de Claraval y San Francisco de Asís. Así mismo el retorno de los cruzados de Tierra Santa impulsaría la devoción por la Pasión de Cristo y en particular por las cinco llagas.
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Desde el siglo XV surge una corriente de misticismo popular en torno al culto a la Cruz y a la Pasión de Cristo, y que trata de imitar sus pasos hasta el Calvario. Se extiende de esta forma el culto a las Siete Palabras y a los elementos relacionados con la cruz, como los clavos y la corona de espinas, así como el culto a la sangre de Cristo. Este culto fervoroso por la Pasión desemboca en la fundación de las primeras cofradías penitenciales en nuestro país, que tradicionalmente vienen a recibir el nombre de Cofradía de la Vera Cruz, y en algunos casos el de Cofradía de la Sangre de Jesucristo. Ambas tendrán como una de sus funciones principales la flagelación pública. Estas aplicaciones de disciplina por los flagelantes se llevaban a cabo en conmemoración de la Pasión y con el fin de redimir sus pecados, principalmente los días de Jueves y Viernes Santo. Estas cofradías gozaron pronto de gran aceptación entre los fieles contando con numerosos integrantes, si bien no todos se disciplinaban o flagelaban.
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En las ordenanzas o reglas de estas cofradías o hermandades de penitentes con frecuencia se distinguían entre dos clases o categorías de cofrades, los llamados hermanos de sangre, que eran propiamente los flagelantes y que abonaban una cuota de entrada reducida en relación con el servicio que tenían que prestar a la cofradía, y los denominados hermanos de luz, que eran los portadores de los hachones o velones de cera en las funciones y procesiones de la cofradía y que debían satisfacer íntegramente su cuota de entrada.
Estas prácticas de la disciplina o flagelación sufrieron a lo largo de la historia diversas críticas por sus excesos, intentaron la limitación o prohibición de estas prácticas diversos monarcas y autoridades eclesiásticas hasta que el reformismo ilustrado del siglo XVIII prohibirá definitivamente la flagelación pública, si bien en algunos lugares continuaron practicándola de forma oculta o restringida.
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Flagelantes en Benavente
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En Benavente sería la orden franciscana, asentada en la villa según el historiador José Ledo del Pozo desde 1270, la introductora de esta devoción por la Pasión y culto a la sangre de Cristo. Existen referencias de la existencia de esta Cofradía de la Cruz o Veracruz en Benavente desde al menos desde 1482, siendo una de las cofradías en general más antiguas de la villa (englobando también entre ellas a las gremiales y otras devocionales), y la más veterana desde luego de las centradas en el culto a la Pasión del Señor.
En las actas del Concejo benaventano se les denomina a estos penitentes de la Vera Cruz con el apelativo de: “los disciplinantes”. José Ledo del Pozo en su Historia de Benavente, escrita en la segunda mitad del siglo XVIII se refiere en estos términos a los disciplinantes de la Cruz o Veracruz y su cofradía, cuando ésta costumbre de flagelarse debía de estar ya desaparecida en sus procesiones o en franca decadencia: “La de la Cruz, que en lo antiguo hacía su función de disciplinantes el Jueves Santo, no pudiendo tener oficio los plebeyos.”
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Si bien conocemos que la Cofradía de la Cruz o Veracruz data al menos del siglo XV, ya que el primer documento que se conoce sobre la misma está fechado en 1482, sobre la Procesión del Jueves Santo que esta hermandad de disciplinantes llevaba a cabo se localizan diversas referencias en los siglos XVI Y XVII.
El documento que reproducimos aquí y que se encuentra en las actas municipales de las primeras décadas del siglo XVII está fechado en el año 1630 da cuenta de cómo la Cofradía de la Veracruz de Benavente, que lleva a cabo todos los Jueves Santo de la Cena su procesión de disciplina, haciendo estación desde la iglesia del Sepulcro hasta la iglesia de Santa María.
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Considerada esta procesión de disciplina, según nos manifiesta este documento, como beneficiosa para el bien común de la villa, se le otorgaba a la Cofradía de la Veracruz por ello cada año una limosna de treinta reales por el Regimiento o Ayuntamiento. Dicha limosna o donativo debió de interrumpirse durante al menos cuatro años, según pone de manifiesto este documento, por lo cual el ayuntamiento benaventano decide y ordena que se libren a la cofradía las cantidades que habían quedado pendientes. Se ordena además se restituya este donativo acostumbrado, y se satisfaga por tanto dicha cantidad de nuevo todos los años, tal y como se hacía “antiguamente”. Esto último indica que esta ayuda se libraba desde mucho antes a la fecha en que se consigna este documento, lo cual es perfectamente comprensible y justificable, ya que las primeras referencias y documentos conocidos sobre la Cofradía de la Cruz o Veracruz de Benavente datan del siglo XV.
El nombre de “Jueves Santo de la Cena” se deriva de la celebración de la Cena Pascual que tiene lugar al caer la tarde de dicho día. La procesión según nos revela el texto se llevaba a cabo entre la iglesia del Sepulcro o del Santo Sepulcro hasta Santa María del Azogue o la Mayor. Discurría ésta al menos entre el amplio trayecto comprendido entre el inicio de la calle de los Herreros y de la plaza de Santa María. Este templo ya desaparecido del Sepulcro, del cual partía la procesión del Jueves Santo, estuvo situado detrás de la Casa del Tinte, próximo a la calle de los Herreros y en la plazuela que hasta hace algunos años llevaba su nombre.
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Los cofrades de la Vera Cruz participaban así mismo, además de la denominada procesión de la Cena, en otras funciones y rogativas a lo largo del año. Especialmente participaban en rogativas públicas para evitar la sequias o los temporales, por cualquier calamidad pública, o como se decía en los escritos “para aplacar la ira de Dios”. En el transcurso del tiempo la Cofradía recibirá un situado o cantidad fija como limosna por parte del ayuntamiento por situar ésta un hermano durante la procesión del Jueves Santo a las puertas del Hospital de la Piedad para pedir a los hermanos rogar por la salud pública de la villa.
Con motivo de algunas celebraciones y festividades religiosas llevaban a cabo procesiones en torno a su ermita, tal y como nos indica por ejemplo el documento fundacional de la capellanía que se funda en la ermita de la Cruz o Veracruz el año 1528, en cumplimiento de la voluntad testamentaria de Don Francisco Suárez. Así se establece que el día de San Bartolomé (22 de agosto) se lleve a cabo en la ermita una misa cantada y concelebrada con dos o tres oficiantes, así como una procesión a su término: “… y en fin de la misa anden alrededor de dicha ermita con su procesion y digan su responso por el anyma de dicho Francisco Suárez”.
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Sede
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Si bien en sus primeros años de fundación la cofradía de la Vera Cruz, o de la Cruz en aquel momento, estaba adscrita al desaparecido monasterio de San Francisco, como aparece en el documento, su primera sede debió ser la Casa de la Cruz situada en el actual emplazamiento del Hospital de la Piedad.
La Ermita y Hospital de la Cruz o de la Santa Cruz fueron fundados en el siglo XV, aunque son escasas las informaciones que lo confirman. En el lugar se levantaba un humilde templo parroquial con el nombre de Santa Cruz, que bien pudo tener durante algún tiempo tal consideración y desempeñar las funciones de una iglesia parroquial. Ledo del Pozo, en el capítulo dedicado en su obra a las parroquias de la villa, la considera como una de las iglesias de Benavente: "Sta. Cruz en el sitio que ocupa el Hospital de la Piedad; se aplicó á esta Sta. obra por los años 1517". Se hallaba situado en la calle de Santa Cruz, próximo a la puerta del mismo nombre y frente a la Plaza y Monasterio de San Francisco. Será derribado en 1516 para construir el Hospital de la Piedad.
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En 1516 se destruye esta Casa de la Cruz para construir el Hospital y se crea extramuros de la Ciudad del Ermita de la Soledad. Actual emplazamiento de la Cofradía y del Museo de Semana Santa de la Ciudad.
La Cofradía de la Cruz se instala en ella por aquellas fechas, y en 1528 se instituye una capellanía en cumplimiento de las mandas testamentarias de Francisco Suárez, vecino de la villa, siendo conocido el edificio por entonces como Ermita de la Cruz o Veracruz. En el siglo XVII se manifiesta en Benavente una gran devoción hacia la Virgen de la Soledad, realizándose importantes obras de acondicionamiento en 1679. Durante la invasión francesa la ermita es ocupada por las tropas napoleónicas, siendo destruidas buena parte de las imágenes que albergaba. A mediados del siglo XIX la ermita se convierte circunstancialmente en improvisado hospital para dar albergue a algunos de los afectados por las epidemias que asolan la comarca. Con posterioridad pasará a ser almacén del patrimonio imaginero y de los pasos de la Semana Santa de Benavente.
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Basándonos en la escasa documentación que ha llegado hasta nosotros, podemos inferir que esta cofradía, durante los siglos XVI y XVII, conoció un periodo de auge; que confirma, pese a su espíritu mendicante, la formación de un saneado patrimonio. A partir de 1527 incrementará sus rentas, fundamentalmente en base a la institución de la denominada Capellanía de la Cruz, que fundada por D. Francisco Suárez toma como sede la ermita que la cofradía posee a extramuros de la villa.
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El edificio consta de una sola nave a cuyos lados se abren varios ventanales. Presenta en su sencilla fachada arco de medio punto en piedra de sillería. Sobre un óculo se localiza un escudo alusivo a la vinculación con la orden franciscana que desde antiguo tuvo la ermita.
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Sobre la ermita se hace referencia explícita en 1658, denominándola “Ermita de la Veracruz”, aunque no se hace referencia alguna a la imagen de la Soledad, ni sobre celebración o rogativa alguna en relación con dicha devoción. En cambio sí aparecen con frecuencia mencionados actos públicos de carácter religioso (procesiones, rogativas, novenarios, etc.), es decir, celebraciones a realizar con la participación o presencia de otras imágenes de especial devoción o culto. Esto acontece tanto en el siglo XVI, como en la primera mitad del siglo XVII. Las imágenes que se sacan frecuentemente en rogativas son: Ntra. Señora del Azogue, Ntra. Señora del Rosario, de los Ángeles, de la Piedad, del Buen Suceso, así como otras imágenes de culto y distintas advocaciones marianas.
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La primera referencia que hemos localizado, y en la cual se hace una mención expresa de la ermita en relación con la devoción a la Virgen de la Soledad, y en la que además en la que se menciona expresamente a la Ermita de la Soledad, se trata de un documento que recoge un acuerdo del regimiento o ayuntamiento de la Villa, con fecha 1 de junio de 1669. En él se ordena que “...se hagan todas las demas rogativas, invocando y intercediendo con las imágenes de mas devocion que esta villa tiene, pidan a su divina Magestad nos favorezca y nos dé, lo que mas convenga a su santo servicio; y se solicite que todo el pueblo se confiese y comulgue; y se frecuenten las iglesias y los demas santuarios con toda la devocion: Nos aya y nos perdone las muchas ofensas que cada dia le hazemos; y juntamente se hagan novenarios desde mañana domingo, haciendo prozesiones; y se digan en cada un dia misa cantada, empezando en la ermita de Ntra. Señora de la Soledad, extramuros desta villa, para que sea medianera con su Preziosisimo Hijo e nos conceda nuestra suplica.”
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LA ERMITA DE LA SOLEDAD DURANTE LOS SIGLOS XVIII Y XIX
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Las referencias documentales sobre la ermita y la cofradía de la Cruz o Veracruz continúan en el siglo XVIII y XIX, tanto en las actas municipales, como en las cuentas de propios. Así mismo, son de reseñar las referencias a la misma en los documentos sobre el patronazgo de Ntra. Sra. de la Vega, en relación con la conmutación de la sagrada función y voto a celebrar en la ermita de la Soledad, desde 1823 hasta 1841; fecha a partir de la cual se traslada la función a la iglesia de Santa María la Mayor. 34 Otro documento sobre el patronazgo de la villa trata de un despacho del vicario de San Millán, dirigido a los alcaldes de la cofradía de la Cruz de Benavente, con el fin de que éstos no impidan la incorporación de la imagen de María SSma. de la Soledad a la procesión y rogativas de Ntra. Sra. de la Vega, fechado en 1734.
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La Ermita durante la ocupación francesa
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Durante la invasión francesa se produce la ocupación de la ermita por las tropas napoleónicas, al igual que sucede con la mayor parte de los edificios religiosos de la ciudad. Consecuencia de ello es la destrucción de las imágenes de la Ermita. Así lo indica en el diccionario de Pascual Madoz, que se refiere a la ermita de al Soledad en los siguientes términos: “..está situada al Oeste de la villa a la distancia de unos 230 pies geométricos...”. En cuanto al edificio se indica que: “...las bóvedas de su fabrica, son de la misma forma que las de las iglesias, siendo su altura de treinta pies: tenía bellísimas imágenes antes de la guerra de la Independencia que fueron quemadas por los franceses”.
A consecuencia de ello la imaginería procesional que albergaba la ermita de la Soledad, hubo de ser renovada a partir de las décadas siguientes. En este sentido cabe citar la figura del maestro tallista local, Alejandro Gamallo, quien renueva buena parte de la imaginería local, destruida por la soldadesca en algunos de los conventos y edificios religiosos de Benavente. Desde finales del siglo XIX se inicia también un proceso discontinuo de adquisición de imágenes, procedentes éstas de diversos talleres dedicados a la escultura religiosa, así como de varios grupos escultóricos que habían sido sustituidos en alguna ciudad de la región.
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Hospital improvisado del Cólera Morbo
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En Benavente, hasta la construcción de un cementerio extramuros, fueron lugares de enterramiento, a parte de las iglesias y conventos, otros camposantos pertenecientes a hospitales y cofradías como el Hospital de la Piedad. Un cambio drástico en estos hábitos se produce en 1822, mediante la construcción de un cementerio extramuros en la zona conocida como Pinar de Arriba, próximo a la puerta del Sepulcro o de Astorga.
En un lugar próximo al hospital se daba enterramiento a los fallecidos en dicha fundación hospitalaria, aunque posteriormente se utilizaría la ermita de San Lázaro. Durante las epidemias, que como el cólera morbo azotaron la ciudad, hubo de acogerse a los enfermos en varios hospitales de la villa. También hubieron de habilitarse diversos espacios como algunos salas del desamortizado convento de Santo Domingo y la propia ermita de la Soledad.
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LA ERMITA EN EL SIGLO XX
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En 1918 a consecuencia de una gran tormenta inunda la ermita, produciéndose un gran deterioro en el mobiliario, archivos, vestimentas y objetos para el culto que allí se conservaban. Desde la segunda década del siglo XX se produce un esfuerzo por parte de las cofradías con la colaboración de la burguesía local para renovar y aumentar el patrimonio imaginero de la Semana Santa de Benavente. Con posterioridad, ya desde la década de los setenta, se produce un progresivo deterioro de la ermita y de las imágenes allí guardadas. A comienzos de los años noventa la ermita se encuentra en un importante grado de semiabandono, sirviendo únicamente como almacén de los pasos de Semana Santa. Según el estudio-informe para su rehabilitación, que data de 1990: “La cubierta se halla realizada con cerchas de madera, tablero de tarima y teja cerámica curva”. La Ermita de la Soledad, se dice en el informe “se encuentra sin solado, debido a la pudrición toral de la tarima que existió en el suelo de toda la edificación.”. 39 Además de la rehabilitación, se pretende la construcción de una sala polivalente, a levantar en un pequeño solar situado tras la ermita. Este espacio se pretendía que sirviera de aula parroquial y almacén de pasos. Reforma ésta que no se llevará a cabo al completo.
A raíz del resurgimiento de las manifestaciones en torno a la Semana Santa, que cobran cada vez mayor esplendor y participación desde mediados de la década de los noventa, la vieja ermita de la Soledad cobra mayor importancia, ahora también como espacio museable. En este sentido es uno de los pocos edificios históricos de Benavente, prácticamente el único de carácter religioso disponible en la actualidad y apto para efectuar este tipo de proyectos culturales, reuniendo además en sí un patrimonio escultórico de más de catorce piezas, entre imágenes y grupos escultóricos.
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LA ERMITA EN EL SIGLO XXI
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Durante la época actual se consigue el tan ansiado objetivo de convertir la ermita en museo de la Semana Santa de la ciudad, procediendo a una restauración completa del templo y adecuándolo para su visita y exposición.
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Cofradía en la Actualidad
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En la actualidad la Cofradía de la Santa Vera Cruz está hermanada con la Cofradía del Santo Entierro y ambas bajo la dirección de Presidente. Tiene un organigrama de dirección propio formado por un Alcalde Caballero, un Mayordomo Mayor y un Secretario. El cargo de Alcalde Caballero tiene un año de duración y es nombrado por orden de antigüedad y después de haber sido Mayordomo; el Secretario tiene un mandato de cuatro años y es elegido por votación en la Asamblea General.
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Aunque la Cofradía de la Santa Vera Cruz organiza, junto con la Cofradía del Santo Entierro, varias procesiones, no cabe duda que su especial día es el Jueves Santo.
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Este día y después de Adorar la Cruz en la Iglesia de San Juan, sale la Procesión de la Vera Cruz. El Paso de la Santa Cruz; la Oración en el Huerto; el Ecce Homo; Jesús llevando la Cruz; el Paso de la Desnudez, conocido popularmente como el Judío del Clavo y la Virgen de la Soledad, junto con sus Cofrades, cumplen año tras año con la labor de predicación y difusión de la Pasión.
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Vestimenta: túnica y caperuz morados, cíngulo amarillo (en nuestro costado izquierdo y con siete nudos), guantes y zapatos negros y vara con su cruz.
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Capellán: Párroco de San Juan del Mercado
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